En la búsqueda de estímulos e influencias sonoras/visuales/existenciales hace cinco años asistieron a un concierto en 316 Centro, que los impulsó a crear Fryturama, titular a su primer álbum Tranquilidad y hasta concebir la etiqueta cute noise, género del que se despegan desde el lanzamiento de El mutante más lindo y empiezan a transformar con los sencillos “Proyección perpetua” en el 2020 y “Hechizo contra el miedo” en el 2021, hasta convertirse en el dark noise de su álbum Punk de cuarto.
La nueva definición del sonido del proyecto, propuesta por Estrella del Sol de Mint Field y colaboradora en la canción “la niña y las piedras”, se gesta durante el primer año de pandemia, donde empezaron a conectar con la música que escuchaban cuando eran adolescentes (Fugazi, Minor Threat), retomaron el sonido emo y hardcore durante una temporada y confrontaron todo con los desafíos y la oscuridad del confinamiento.
“Fue un tiempo para encontrarnos con nosotros mismos, fue un tiempo de mucha introspección y pasamos de algo muy cute, con dream pop y shoegaze, a un growling y guitarras mucho más pesadas, más metaleras. Si ha sido una transición, lo que hicimos para sobrevivir fue hacer más música. Las nuevas letras, las nuevas canciones, son un desahogo de esos momentos”, me explica en entrevista la vocalista Fryda Magaña.
Antes de Transparente, Fryturama era un juego y experimento que estaban llevando al escenario, donde Fryda Magaña todavía buscaba romper su timidez y encontrar su voz, mientras que Arturo Tranquilino estaba moviéndose hacia otro espacio sonoro después de Yokozuna. Fue una combinación de aprendizaje en lo vocal y una conexión de la experiencia en la guitarra lo que dio vida al primer álbum, pero tres años después es un proyecto completamente diferente.
“Es como una fotografía, marca una etapa, marca las sensaciones que sentía en ese momento y ahora mi voz es muy distinta. Transparente es eso, el inicio de experimentación y juego, Punk de cuarto es una evolución. Es honrar el aprendizaje y el proceso, sobre todo”, comenta la vocalista, que en sus fechas recientes ya se apodera del escenario sin dudarlo, nos conecta, enfrenta y emociona con la evolución de Fryturama, que por momentos es un muro de ruido y secuencias, en otros es catarsis con palabras que impiden que nos dominen las ideas.
Al escuchar Punk de cuarto inmediatamente percibimos el nuevo manifiesto sonoro de Fryturama, ya hay dos instrumentos muy fuertes en el escenario. “Ha sido muy intuitivo, puedo decir que la voz me escogió a mi, ha sido un camino muy personal, en algún momento me hicieron una regresesión y vi una Fryda chiquita en mi garganta, había puertitas, algunas no las podía abrir. Ha sido hasta un proceso de sanación, mi voz traía muchas cosas atoradas, ahora es mi instrumento y es mi forma de decir cosas que siento y pienso. Antes de empezar a cantar, estaba en esa búsqueda y ahora que lo hago, todo ha fluído”.
Punk de cuarto es la tercera producción de Fryturama, no solo es el conjunto de introspecciones guiadas por la potencia del sonido. Es la experiencia visceral que, antes de ser disco, se conncibió en el escenario. Escucha sus 10 nuevas canciones, el sube y baja de emociones y sensaciones es producto de la sanación DIY, con un lujo de masterización de Emilia Bahamonde Noriega de Sexores.
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