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We Are The Best: convicción, pertenencia y punk



¡Somos lo mejor! más una idea de autoafirmación que una banda, una postura rebelde y refrescante que parte de la estridente amistad femenina y crece a través de la música punk. We Are The Best es la infancia expresada dentro del mundo de los niños, sin el filtro de los años y la nostalgia de los adultos, es la simple existencia de un grupo, pero como una colaboración y una fuente especial que les da cierto acceso al poder a través de la pertenencia, que por medio de la película brinda a sus integrantes la convicción imperturbable expresada en el título.

Klara y Bobo parten del descontento, desprecian las pretensiones burguesas y tratan de mantenerse alejadas de las peleas de sus padres, están hartas de las chicas que se burlan de ellas en la escuela y las canciones pop que aparecen en la radio. No tienen amigos, sus padres son indiferentes o están demasiado ocupados y saben que no encajan, como muchos antes que ellas, deciden formar una banda para canalizar su inconformidad.

Su existencia rebelde emerge en el momento en que se cree muerto al punk. Es 1982, el apogeo de Sex Pistols y The Clash se ha desvanecido (incluso en Suecia, donde ocurre la historia), sin embargo sus conceptos básicos no pasan desapercibidos para las protagonistas, no saben cómo tocar instrumentos pero comparten un estado de ánimo y la necesidad de realizar una gran campaña aliadas a los marginados de todo tipo. La principal motivación es molestar a la banda de adolescentes Iron Fist, que después de burlarse de su apariencia provocan que Bobo y Klara se inscriban en el centro comunitario del barrio para reservar la sala de ensayo, tan solo para impedir que ellos la utilicen.

De ahí surgirá su mejor canción Odio el Deporte, una crítica hacia la clase de gimnasia y todo lo que representan los deportes (“Están bombardeando todos nuestros pueblos y ciudades / Y todo lo que quieres es más comités de tenis”), la letra escupe veneno no solo sobre el maestro, sino hacia todo lo demás que está mal en sus vidas. La música de creación amateur no tarda en ocupar toda su atención cuando se une al grupo Hedvig, quien intercambiará los conceptos básicos de la composición de canciones de tres acordes por un cambio de actitud y apariencia dentro de la línea del punk.

La película lleva su familiaridad con la cultura feminista a la ligera, pero con orgullo, cuando los grupos integrados por hombres y los maestros intentan hacerlas menos ellas superan el momento demostrando su capacidad o simplemente afirmando que son lo mejor, no importa si los otros piensan lo contrario, ellas lo son. Trituran su camino a través de la cubierta del punk para establecer los parámetros que los solitarios comprenden plenamente, ellas le agregan pasión, comprenden que no todo el mundo consigue lo que quiere, pero ese es el punto.


We Are The Best es una historia de empoderamiento desordenado, con la adolescencia como agravante y el motivo para negarse a encajar. La narrativa es impredecible, como las chicas, la acción es salvaje, estridente y la energía contagiosa, no dudan en mostrar su pasión y entusiasmo por no pertenecer, el espíritu del punk fluye a través de ellas como si fuera su derecho de nacimiento.

La música juega un papel fundamental, es el vehículo para la comprensión de los personajes, no como un fin en sí mismo sino como una actitud. La película presenta a sus personajes sin tratar de explicarlos, ellas mismas se exponen a través de sus intereses, la fantasía pasajera y el pequeño acto de rebeldía, fácilmente podría convertirse en una obsesión que cambia la vida.

El director Lukas Moodysson parte de la novela gráfica de Coco Moodysson para mostrarnos que importa muy poco si la banda mejora o tiene éxito, se trata del interior de las relaciones, la urgencia y el crecimiento emocional sin caer en el terreno de lo ridículamente sensible, solo son niñas de 13 años improvisando y cometiendo errores sin temer las consecuencias. La combinación de inocencia y y furia es especialmente atractiva.

Algunos momentos no parecen tener sentido, pero de esos se trata, captura la edad en que la ensoñación infantil empieza a tener conflictos con la realidad adulta. A medida que estas niñas superan los desafíos de crear algo partiendo de nada descubren la necesidad de colaborar, comprometerse y aprender. El director prácticamente logra mostrar la historia de toda banda en miniatura, evidencia los conflictos creativos, los argumentos sobre quién toca qué, quién está llevando la banda, la búsqueda de espacio de ensayo, incluso la influencia corruptora de las relaciones externas.

El punk es el pretexto, pero We Are The Best es un filme sobre creatividad, compromiso y como el lazo con la creación puede ser la base de todo – amistad, autoestima, independencia, felicidad – lo que importa en la vida. Lo interesante de la película es que podría ser cualquier historia de un grupo de chicas creciendo o de cualquier banda persiguiendo el éxito, pero se trata de tres chicas que no buscan ser famosas sino ser escuchadas. Tal vez su presentación al final es un fracaso, pero el mensaje es entregado con éxito.



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